Prensa GADLP | 27-06-2025
Entre aplausos y mucha emoción se llevó a cabo la Prueba del Valor y la Altura, donde decenas de atletas nadadores cruzaron el estrecho de Tiquina, en el Lago Titicaca. Los jóvenes marcaron valentía y entusiasmo.
“Pensaba que no iba a llegar, que no avanzaba, pero poco a poco la meta se veía más cerca y llegué”, relató Joel, un joven de 18 años, aún con el cuerpo entumecido por el frío, pero con el corazón lleno de satisfacción tras haber logrado cruzar el estrecho de Tiquina.
La meta fue instalada en San Pedro de Tiquina, donde familias, autoridades y visitantes acompañaron a los competidores que desafiaron las bajas temperaturas y la imponente profundidad del lago navegable más alto del mundo. Todos demostraron que la determinación puede más que cualquier temor.
Desde niños hasta adultos se animaron a formar parte de este desafío que no sólo pone a prueba la condición física, sino también el temple y la valentía.
“Esta es la 26 versión. Aquí están los más valientes, personas de todas las edades que se atreven a lanzarse al Titicaca, al estrecho de Tiquina, para demostrar su valor. Y lo hacen con una sonrisa, con apoyo de sus familias y mucha convicción”, destacó la directora del Servicio Departamental de Deportes (Sedede), Carmen Michel Callisaya, quien además agradeció el respaldo del Gobernador de La Paz, de los municipios de San Pedro y San Pablo de Tiquina y de toda la población local.
Al menos seis categorías hubo en registros, bajo la mirada atenta de jueces certificados de la Asociación Departamental de Natación, que controlan rigurosamente los tiempos, las llegadas y la seguridad de los nadadores. Los ganadores recibieron trofeos, medallas y certificados, pero el verdadero premio fue la experiencia vivida y el orgullo de haber enfrentado el desafío.
“Me faltaba aire y quería abandonar, pero abandonar no es una opción”, relató Amy, otra joven de 18 años que, pese al cansancio, al frío y a la dureza de la travesía, logró culminar la prueba entre lágrimas de emoción y abrazos de su familia.
Pocos conocen la profundidad en la parte central del estrecho y que esta puede generar vértigo. “El frío y la profundidad dan miedo a veces”, confesó Joel al llegar a la meta. Aun así, cada brazada se convirtió para él en motivación de superación.
La actividad no sólo reunió a deportistas, sino también a padres, madres y familiares que vibraron desde la orilla. “Lo único que quería era que llegue al otro lado. No siempre es ganar una medalla, sino demostrar que sí se puede”, expresó Melby, madre de una de las participantes.
///
IBP
Publicado el 27-06-25