Agencias | 14-04-2025
En el interior del sistema de las cooperativas mineras bolivianas se esconde una marcada desigualdad. Mientras algunos socios disfrutan de comodidades y ganancias, la mayoría de los trabajadores, conocidos como jornaleros, laboran en condiciones precarias, sin contratos formales ni acceso a beneficios sociales. Estos obreros, que son la base de la producción minera, trabajan largas jornadas en ambientes peligrosos con la esperanza de algún día convertirse en socios, aunque ese camino suele ser largo, costoso y lleno de obstáculos.
A pesar de que las cooperativas representan más de la mitad de la producción minera del país, su contribución fiscal es mínima gracias a un marco legal favorable. Muchos expertos denuncian que algunas operan como empresas privadas encubiertas, evadiendo impuestos y se menciona que prolongan un sistema de explotación laboral. Además, la normativa que prohíbe la subcontratación en las cooperativas es ignorada, y miles de trabajadores continúan en una situación de informalidad absoluta.
Expertos advierten que el modelo actual debe transformarse hacia uno más equitativo y sostenible. La minería cooperativa, en su forma actual, concentra poder y riqueza en manos de pocos, mientras invisibiliza a quienes realmente sostienen el trabajo. Sin reformas legales, políticas públicas más justas y un control estatal efectivo, las brechas seguirán ampliándose, afectó tanto a las comunidades como al medio ambiente.
Publicado el 14-04-25