Pueblos del Illimani reciben al sol con pedidos de perdón a la Tierra
La Paz, 22 de Junio, Con plegarias de perdón por las heridas causadas a la Pachamama y pedidos de nuevas fuerzas, los comunarios que viven en las faldas del Illimani recibieron el año nuevo 5525.
Akullicu, música y esperanza fueron la antesala para la ceremonia en la comunidad Santiago de Taca del municipio paceño de Irupana.
"Que sea un tiempo para reflexionar y recargar energías. Esta noche nos pediremos perdón entre nosotros y le pediremos perdón a nuestra Madre Tierra por el daño que la hayamos hecho. Nos renovaremos y recibiremos toda la energía del sol”, manifestó el amauta Ignacio Mamani al empezar la vigilia en espera del ansiado nuevo amanecer.
Después de cinco horas de viaje desde la ciudad de La Paz, por estrechos y serpenteantes caminos que desafían al abismo, está Santiago de Taca. Sus habitantes resguardan con orgullo las ruinas de Markapata.
Esa ciudadela precolombina, con estructuras similares a las de Cusco, los últimos dos años se convirtió en escenario para la celebración del solsticio de invierno en la región. Antes, la ceremonia se realizaba en el anfiteatro incaico de Pasto Grande.
El sitio ha cambiado pero el afán de conservar la tradición, no. Para ello las 34 cooperativas mineras y las centrales agrarias rotan el turno de la organización del evento nombrando cada año a un pasante. Él se encarga de buscar el amauta que presidirá la ceremonia y de hacer la promoción turística. Este año, la responsabilidad recayó en la cooperativa Bolsa Negra.
Sus esfuerzos son notorios. La vigilia nocturna está acompañada de una entrada autóctona en la que las comunidades interpretan danzas como sikureadas, traqueadas y mohoseñadas.
"No sólo vamos a recibir los primeros rayos de sol, sino que es momento de mantener la ritualidad, el akullicu, nuestra música y la peregrinación a nuestros sitios sagrados”, señaló el subalcalde, Agustín Huanca.
Después de la alegría viene la reflexión. "Por favor queremos que nos acompañen a akullicar” dice el amauta y en medio de una gran ronda de personas tiende un aguayo con coca. Todos comparten las hojas y ven al rededor de una fogata como Mamani prepara las huajtas que serán ofrecidas a medianoche y al amanecer.
A las 5:00 cargados de leña y ofrendas, los visitantes parten rumbo a Markapata. Sin embargo, este año el amanecer se adelantó al paso de los peregrinos.
"Desde esta loma nomás vamos a recibir al sol”, dice el amauta verificando su decisión en la coca. "Vamos a pedir permiso a Markapata”, ratifica.
Con hojas de coca y alcohol arma el altar orientado hacia la ciudadela precolombina y las caras ocultas de los nevados del Illimani y el Mururata.
Cerca las 7:00 de ayer los primeros rayos de sol salieron por el horizonte reflejándose en la cúspide de estos achachilas.
"¡Jallalla!, que sea en buena hora”, "que vengan nuevos tiempos llenos de esperanza”, "que la Pachamama nos siga protegiendo y dándonos vida”, "que el Illimani que no nos haga faltar energías”, repitieron entre abrazos los comunarios en el festejo.
Fuente: Pagina Siete