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Ante una Fuerza Armada que agoniza, el presidente de una organización militar en Venezuela propone el reto a seguir

Juan Antonio Herrera Betancourt, titular del Frente Institucional Militar, dijo que “se necesitan soluciones flexibles, no perfectas y rígidas”

Se necesita tiempo y empuje para romper la resistencia y no hay soluciones fáciles, dice el General Herrera

“Tenemos la necesidad de transformar la fuerza armada, con la alerta del fracaso, teniendo presente que las fuerzas armadas no fracasan como las corporaciones”, dice el General del Ejército venezolano Juan Antonio Herrera Betancourt, quien tiene la dualidad de haber sido líder militar con el alto grado de General, pero también el del liderazgo político por lo que fue senador de la República en el extinto Parlamento Bicameral, a lo que debemos agregar que es casi lógico que también haya sido profesor universitario.

Quien fuera alto oficial de la institución castrense, y hoy en día dirige el Frente Institucional Militar (FIM), una agrupación que integra a 260 militares retirados, agrega que “el mundo que enfrentamos, para la Fuerza Armada venezolana, demanda flexibilidad, unidades más pequeñas que puedan combinarse y usarse conjuntamente para cualquier contingencia. Se necesitan soluciones flexibles, no perfectas y rígidas. El reto por afrontar es romper el molde, mirando hacia adelante”.

 

Reflexiona en que “ha habido fuerzas armadas en bancarrota que siguen existiendo, pero se vuelven inútiles. Hay acontecimientos que revelan la decadencia y la falta de aptitud. Y el problema histórico de una Fuerza Armada mal dispuesta no es un simple problema político y de presupuesto. La burocracia la hace lenta en adaptarse a las condiciones cambiantes”.

 

Por ello es del criterio que “las transformaciones hay que hacerlas desde la cima, reconociendo el cambio del entorno y reaccionando ante él, antes del dolor de una crisis. Pero en situaciones, una crisis galvaniza a la gente hacia la acción, venciendo la resistencia al cambio y evitando que la crisis comience desde el fondo”.

“Podemos estar en la cima y tenemos la percepción de que podemos ir hacia abajo, a menos que podamos impulsar la organización hacia el cambio fundamental, para lo cual tenemos que contar con dos herramientas fundamentales: comunicación y demostración”.

¿Qué comunicar?

Asevera el general Herrera que “las organizaciones de alto rendimiento se comunican activamente para compartir la información, y para hacer la transformación se requiere comunicación hacia arriba, abajo y lateralmente, tanto dentro como fuera de los límites de la organización”.

“Un líder fomenta la comunicación mediante conferencias, discursos, noticiarios, carteleras, boletines, otros, para crear conciencia de transformación y para nutrir la fe del liderazgo. Comunicar la necesidad de crecer es crucial”.

 

“Una vez que la arquitectura estratégica (el pensar) ha empezado a ocupar su lugar, el líder puede dirigir la campaña mediante una serie de demostraciones del futuro, cuidadosamente escogidas para lograr creyentes y crear impulso para el proceso mismo de transformación”.

Afima que “en la medida que este impulso aumente, la organización, poco a poco, se convierte en algo distinto, se transforma. La sucesión ‘pensar, hacer y ser’, es un proceso de acotar el futuro mostrando la nueva teoría de la realidad”.

Para que sea eficaz, una visión debe describir el futuro

Su certeza es que “no importa cuán claras y convincentes sean las demostraciones, para efectuar una transformación los líderes deben vencer la resistencia de la gente al cambio, problema especial entre militares”.

 

“La tendencia a mirar el futuro con los ojos de ayer conduce a la resistencia al cambio y es característico de todas las organizaciones. Surge de la competencia del hoy con el mañana, de las consecuencias involuntarias de nuestras acciones y de la adversidad al riesgo personal”.

Un líder vence la resistencia conociéndola, acomodándose a las necesidades de la gente hasta cierto punto razonable, y ayudándole a entender su papel. Vencer la resistencia es un gran paso que influye en el ritmo al cual realizará la transformación tanto como cualquier otro factor”.

“Una vez que creemos el concepto general para la Fuerza Armada venezolana de la posmodernidad, esto dará más confianza a la gente, a pesar de haber algunos que no acaben de entender y sean problemáticos”, enfatiza el presidente del FIM.

 

Recomienda el general Herrera “pensar en la cultura de la organización como su personalidad colectiva, la cual define y reprime su conducta muy fuertemente. La transformación implica cambiar esas conductas muy arraigadas y apreciadas, y convencer a la gente de que nuestras ideas son sustanciales y no nuevas ideas sin contenido. Se necesita tiempo y empuje para romper la resistencia y no hay soluciones fáciles”.

Qué hacer

Está convencido el general Juan Antonio Herrera Betancourt que al observar cómo puede avanzar la Fuerza Armada a lo largo de su transformación, se van a encontrar cuatro etapas. La primera “evitar el cambio. Hay una tendencia a considerar perfecto el ayer y a llevarse bien con las cosas como han sido un tiempo”.

Otra es “soportar el cambio; cuando enfrentamos la necesidad de cambiar salen los aspectos negativos. Luego está aceptar el cambio; cuando los experimentos empiezan a madurar, la gente empieza a manejar los aspectos positivos de las nuevas misiones, y el foco colectivo se mueve hacia aspectos más positivos”.

 

Y la última de esas etapas es “unirse al cambio, que es cuando se acepta el hecho de que estamos transformándonos verdaderamente, y ver el proceso como una herramienta para convertirse en algo distinto y mejor, donde la gente cambia y la organización también”.

Es por ello que “un líder, hoy, no puede esperar hasta que la organización perciba una crisis. Debe enfocarse al futuro desde donde esté la organización en la curva negativa y así nutrir una cultura positiva y creativa, marcada por el optimismo”.

“Al patrocinar las actividades y los eventos específicos diseñados para ilustrar y mostrar el nuevo modelo, un líder alienta una cultura similar en los otros, haciendo que miren más allá del presente y participen en la creación de la nueva organización”.

 

“Podemos predecir que la nueva Fuerza Armada de la posmodernidad, dispondrá de unidades flexibles y combinables, probablemente más pequeñas pero más capaces, organizadas alrededor de la información, lo que nos mantendrá unidos y hará que todos nos sumemos al cambio”.

Por otra parte, el general Herrera se refiere al poder de la visión. “La responsabilidad del líder es ver el futuro. Para crear futuro hay que ‘verlo’ primero y luego hay que comunicarlo de manera que la organización pueda entenderlo, calmando los temores y levantando su confianza”.

“Es necesario aprovechar la sabiduría y la energía de la Fuerza Armada para ayudar a que la gente entienda y difunda un nuevo futuro. Luchar y vencer en los enfrentamientos para garantizar nuestra independencia y soberanía, que será siempre nuestra misión principal, pero tenemos que llegar a entender el significado de lo que esos enfrentamientos puedan ser”.

Sugiere “colocarse mentalmente en el futuro y, con los ojos de la mente mirar hacia atrás, como hacen los corredores de larga distancia, ellos se ven en la linea de llegada y miran hacia atrás para impulsarse hacia adelante. Verse en la línea final, en el futuro, da la intensa concentración necesaria para ganar y para hacer más fácil el trabajo constante y el reto del evento”.

El futuro

Propone Herrera imaginar el futuro porque ello “permite dejar de lado las presiones del día y todas las razones por las cuales el futuro parece imposible. Se ve muy distinto si uno mira desde mañana a si lo hace desde hoy, porque hoy vemos los caminos lineales y avanzamos marginalmente; desde el futuro, se puede ver más fácilmente cuales son los caminos más importantes, cuales llevan la mejor cuántica”.

“Este modo de razonar permite pensar en la transformación de la Fuerza Armada en todas sus manifestaciones, no crear simplemente una visión, sino conectar la visión en un contexto dentro del cual una organización puede actuar para crear futuro”.

En cuanto a la visión considera que “es un sentido del futuro. Es una posibilidad imaginaria que se extiende más allá de la capacidad del día, y proporciona una fuente intelectual desde hoy hasta mañana, y nos da base para mirar hacia adelante, no para afirmar el pasado o el statu quo. El poder de la visión da a los líderes una base para la acción positiva, el crecimiento y la transformación”.

“Para que sea eficaz, una visión debe describir el futuro en términos que la gente pueda captar y comprender fácilmente. Debe llevar en sí un concepto del éxito lo bastante simple para que la gente entienda los términos operacionales, es decir, que puedan aplicar, en su papel o función en la organización de su trabajo”.

“Una visión facilita que los líderes trasciendan los asuntos cotidianos, creando un contexto futuro dentro del cual estos pueden operar. Un líder usa su visión y los valores para movilizar a la gente, para facilitar el cambio y el crecimiento, para crear futuro para su organización”.

Finaliza diciendo el general Herrera Betancourt que “una visión compartida proporciona un sentido corporativo del ser, un sentido de propósito constante; trae consigo una medida del éxito, trasciende los asuntos cotidianos, tiene un significado tanto en el presente como en el futuro y facilita a los líderes, como a sus seguidores, para actuar”.

 

Fuente: infobae.com

Publicado el 26/12/2023

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